Prefacio.
Me preguntaba las posibilidades que existían de que diferentes personas en diferentes espacios observaran a un mismo grupo, pudiendo notar así sus transiciones y sus desarrollos más allá de un guion como el que una serie de televisión o una película implicaban. Que avanzara en el tiempo. Que fuera espontaneo y permitiera dar cuenta de los procesos psíquicos grupales.
Cualquier grupo musical atraviesa por periodos de cambio, sin embargo me parecía que la mayoría se limitaban a un género que los obligaba a tener guiones de acuerdo a un estilo musical definido.
El trio de Jazz conformado por Jarrett, Peacock y DeJohnette, me parecía cumplir con los elementos de espontaneidad y transicionalidad que permitían escribir sobre el proceso grupal. La dificultad consistía en poder elaborar, de acuerdo a un lenguaje musical, dichos procesos. Para eso escuchamos tres discos. El primero es la puesta en marcha de un nuevo estilo de creación musical en el que un hombres detrás de un piano comunicaría a una audiencia en vivo, sus procesos emocionales de forma autentica y espontánea. Con el segundo y el tercero observamos la transición de la posición ideológica a la posición mitopoyética a través de dos formas diferentes de creación colectiva.
EL primer disco, The Köln Concert (1975), ha sido el álbum en solo más vendido en la historia del Jazz, y el álbum de piano más vendido en la historia. Consiste de una grabación en vivo en la Opera House en Köln, Alemania, en la que Keith Jarrett improvisa cuatro piezas que se entrelazan de forma sutil y vibrante.
El segundo disco es el Standards Vol 1. (1983), el primer álbum que Jarrett grabaría con el trio integrado por Peacock y Dejohnette. Un álbum de standards de Jazz, que aunque creativo, remite a la estructura jazzística clásica.
El tercero es Changeless (1987), representa la ruptura y la elaboración de un proceso creativo entre tres integrantes, o grupo de trabajo como lo describiera Bión, en el que procesos de difracción y proyección de grupos internos transitan de la isomorfia a la homomorfia, dando como resultado una tensión grupal de elaboración y re-elaboración.
Introducción.
En el año de 1983 Manfred Eicher, fundador de ECM Records, sugirió a Keith Jarrett unirse con el contrabajista Gary Peacock y el baterista Jack DeJohnette para conformar un trio de Jazz: el Keith Jarrett Trio (KJT). El Jazz y los standards de Jazz serían entonces la base ideológica del conjunto. Jarrett al piano llevando la melodía principal y aportando cambios creativos a los conocidos estándares, Peacock al contrabajo con una base sólida de acompañamientos harmónicos y DeJohnette con una batería dinámica pero siempre estructurada, serían un grupo que en sus inicios estaría definido por ciertos organizadores socioculturales de la representación de acuerdo a ciertos modelos de agrupación y de relaciones propuestos por las obras culturales que los envolvían: el Jazz los colocaba dentro de un código que les proporcionaría una representación de grupo; el Jazz se constituía entonces en un emblema de identidad grupal y un orientador de la representación, pero a su vez, un facilitador de la comunicación (en tanto códigos compartidos) entre los miembros del grupo. (Bernard, 1991, pág. 33).
Jarrett, quien desde los tres años comenzó a desarrollar su gran talento, sería impulsado por su madre a seguir estudiando piano, dando su primer recital a los siete años. Aun con un pasado clásico, Jarrett se desarrollaría en el Jazz de forma rápida y sofisticada, primero con Art Blakey, y después asociándose al Charles Lloyd Quartet donde exploraría nuevas formas de improvisación. El talento de Jarrett lo colocaría como líder del grupo al que nos referimos en este escrito. Por su parte Peacock habiendo realizado el servicio militar en Alemania, estudiado Budismo Zen en Japón y biología (los sistemas y sus interacciones) a sus 37 años, ocuparía un lugar de acompañamiento en el grupo, propio de la naturaleza de su instrumento. DeJohnette quien en sus inicios sería un pianista y quien daba el crédito de su interés musical a un tío, se convertiría en un baterista exitoso que desarrollaría formas innovadoras y complejas; en el trio sería una estructura sólida en el tempo y el ritmo. El psiquismo de los participantes, constituido por estructuras grupales (grupos internos), serviría de organizador del grupo externo: el grupo de Jazz y del grupo de “jazz”. (Ibid, pág. 68).
Hacemos la distinción entre Jazz y “jazz” para referirnos, con el primero, a la estructura clásica de un género musical que “se originó en los Estado Unidos mediante la confrontación de los negros con la música europea. La instrumentación, melodía y armonía del jazz se derivan principalmente de la tradición musical de Occidente. El ritmo, el fraseo y la producción de sonido, y los elementos de la armonía de blues se derivan de la música africana y del concepto musical de los afroamericanos. El jazz difiere de la música europea en tres el elementos básicos, que sirven, todos ellos, para aumentar su intensidad: 1) una relación especial con el tiempo, definida como “swing”; 2) una espontaneidad y vitalidad de la producción musical en la que la improvisación desempeña un papel y 3) una sonoridad y manera de frasear que refleja la individualidad de los músicos ejecutantes.” (Berendt, 1994, pág. 695).
Por “jazz” entendemos transcripción transformadora. Veamos. La entreapertura es un espacio entre los apuntalamientos: dos órdenes que se mantienen apartados en un espacio, aun cuando se requiera una similitud entre lo apuntalante y lo apuntalado. “El concepto de apuntalamiento indica expresamente que los elementos en apoyo son a la vez separados y abiertos sobre una de sus caras. La noción de entreapertura indica esta frontera y esta transcripción”. (Kaës en Bernard, 1991, pág. 59). Como veremos más adelante, al borrarse este espacio entre los dos elementos del apuntalamiento, desapareciendo el espacio intermediario, la entreapertura, se produciría un momento de posición ideológica. Es la ilusión grupal (Anzieu) la que da cuenta de este momento originario: el Jazz es donde el borramiento del espacio intermediario da lugar a la perdida de la transicionalidad. Por “jazz” entendemos la re-emergencia del espacio de transición y creación: la relación del psiquismo, los entornos maternal y sociopolítico y el grupo no es una relación de reproducción especular (borramiento de la entreapertura, lo que aboliría la distancia entre sujeto y objeto) sino de transcripción transformadora. (Ibídem) Según Bernard:
“Kaës insiste permanentemente en la distancia entre esta conceptualización desarrollada y un psicoanalismo, biologicismo o economicismo. En todas las instancias se presenta un proceso de transcripción, todo apunta “a lo que se juega en el aparato psíquico en ocasión del ejercicio de las funciones corporales a la vida, en ocasión del desarrollo neurobiológico, en ocasión del contacto y las funciones de la madre, del padre y de la sociedad, pero no directamente a causa de esto o aquello”. (Ibidem)
Es así que hablamos de Jazz como momento originario del encuentro de los sujetos dispersos por la zona del agrupamiento y como primer organizador grupal. El momento de transición Jazz-“jazz” ocupa el segundo organizador grupal, y nos referimos al “jazz” como el tercer organizador que tiende a una nueva organización.
“La construcción de un grupo pone en acción mecanismos psíquicos variables, desde los que caracterizan el esfuerzo psíquico de hacer coincidir el sistema grupal de los objetos internos de cada cual, con la ficción del aparato psíquico grupal y sobre todo con el grupo social real externo, hasta los que admiten, no sin entrar en conflicto, la realidad psíquica subjetiva singular y la relación de precesión, sumisión y diferencia organizada por el orden social externo (el societario). De ello resulta que el grado de diferenciación funcional y de movilidad de los puestos varia notablemente en función de la estructura particular (psicótica o neurótica) del aparato psíquico grupal.” (Kaës, 2000, pág. 267).
Así, el Jazz soporta al grupo como intermediario del despliegue de fantasías primarias ligadas al proceso de restablecimiento de la unión perdida, caracterizado por la no subjetivación. El “jazz”, por el otro lado, consiste de fantasías secundarias que han sido capaces de consciencia y han tenido acceso a la representación musical.
Hablamos de tres procesos psíquicos grupales. Los originarios suponen la abolición parcial de los límites del yo de cada sujeto y una indiferenciación de sus espacios y de sus tiempos propios. Los procesos psíquicos grupales primarios consisten de los emplazamientos grupales en donde cada sujeto se coloca de acuerdo a un arreglo de lugares y de acción psíquicos en los guiones escénicos determinados por la fantasía (grupos internos); son las representaciones de instancias proyectadas y externalizadas en el grupo bajo la forma de personajes o ideas o de formación del ideal; son las figuras de mediación o de delegación que los miembros de un grupo acuerdan, inconscientemente, darse como objetos o procesos comunes. Los procesos secundarios consisten en los principios de la lógica que rige los enunciados y los significantes del discurso común y compartido, el resultado consiste en los contenidos, la organización y el estilo de un pensamiento que adquiere características y funciones grupales. (Kaës, 2006, pág. 314) Veamos más de cerca.
Standards Vol. 1: momento originario y primer organizador grupal.
El momento originario del grupo surge a partir de una identificación difusa e intensa de Peacock y DeJohnette con un objeto presente en el fantasma inconsciente de Jarret, que es quien propone las fantasías originarias (no exento él de atravesar el mismo proceso). Así, se produciría una regresión en cada miembro del grupo al momento originario: el pictograma, el estado del vínculo, en donde la falta aún no es reconocida. La angustia como consecuencia del borramiento de los límites del yo, conllevaría la confusión con el objeto: somos Jazz. Surge así un primer organizador grupal, el cual mantiene la relación de cada uno al objeto común en un arreglo con entradas múltiples que corresponde al encuentro de cada uno con el objeto. Las representaciones del objeto común del agrupamiento, y las del grupo como objeto del objeto se constituyen a través de formas estructurantes, de las que los grupos internos proporcionan, en cada uno de los sujetos, las correspondencias, como organizadores potenciales: fantasías originarias, redes identificatorias y sistemas de relación de objeto, imago corporal, imago de la psiquis, complejos, imagos. Este primer organizador grupal, tendría la función de proveer una primera integración grupal de los elementos del grupo y de proporcionarle una forma continente. (Bernard, 1991, pág. 45) El grupo encuentra en el Jazz, como arreglo de entradas múltiples, un continente que permite una reconstrucción parcial de los limites perdidos en el momento originario, a partir de la isomorfia aparato-psíquico-aparato-grupo.
Así, el primer organizador grupal mantendrá la relación que cada uno establece con el Jazz; el encuentro musical con el objeto Jazz se constituye a través de formas estructurantes desde los grupos internos de cada uno de los integrantes. Los organizadores transpsiquicos que tienden a la homogeneización, harían que los sujetos permanecieran en un lugar de menor individualización, en nuestro caso, en este primer momento, los miembros del trio permanecerían en una posición ideológica en la que el Jazz los dotaba de una estructura en la que los lugares estaban asignados de acuerdo, en gran medida, al uso tradicional de los instrumentos y a la estructura del Jazz. Este primer organizador, debido a la propuesta inicial de Jarrett (quien para entonces ya habría tocado con Miles Davis entre muchos otros) de conformar un trio de jazz y los complejos entrecruzamientos psíquicos y socioculturales, sería un organizador hiperreductor debido a los segmentos menos individualizados de cada uno de los integrantes y a la necesidad de aglutinamiento que el grupo tendría.
Cada uno de los miembros y su instrumento habitan en el entrecruce de lo sociocultural y lo intrapsíquico, los grupos internos, que a su vez se funde con la ficción del aparato psíquico grupal. Ahí cada miembro ve en los demás un reflejo de su propio psiquismo representado por el grupo interno propio desplegado; ficción, de todos modos, porque nada hay más que el contenido intrapsíquico de cada uno, que asegura la mediación y el intercambio de diferencias entre la realidad psíquica de sus componentes grupales y la realidad grupal en sus aspectos societarios y materiales, en tanto estos son el intermediario, el soporte, la sustancia por los que circularan las fantasías, de la misma manera que el aire es el soporte de la comunicación verbal (o más aun, porque la sustancia social es un código en sí, no un medio inerte). (Bernard, 1991, pág. 71)
Por un lado, la tendencia a la isomorfia, y por el otro, la necesidad de al mismo tiempo, mantener los límites del self, lleva a los integrantes del grupo a preocuparse por los limites. Puesto que los límites del self abarcan a los del grupo, la preocupación por los primeros se desplaza hacia el establecimiento de los segundos. (Bernard, 1991, pág. 49) El grupo transita de la ilusión grupal (Anzieu) a un espacio de transición entre el sujeto y el grupo en donde la ilusión permite el juego entre lo individual y lo colectivo, la difracción y re-internalización de los grupos internos.
Changeless: Segundo y tercer organizadores grupales.
El KJT atravesaría un periodo en el que un segundo organizador grupal de efecto hiporreductor favorecería la transición y la re-emergencia de los deseos individuales. “En efecto, los primeros elementos desorganizadores son aportados por las distancias introducidas por la re-emergencia de los deseos individuales y las alternativas fantasmáticas que ello suscita. La violencia originaria y los fantasmas de muerte resurgen. Los conflictos de rivalidad fraterna ponen en cuestión las figuras y las puestas en juego originarias, el contrato narcisista y los enunciados hasta allí implícitos que le corresponden y aseguran. El complejo de Edipo, en su emergencia grupal, es desorganizador: en los grupos instituidos hace resurgir el fantasma de muerte originario sobre el que está fundada la oferta del nuevo agrupamiento.” (Kaës en Bernard, pág. 49)
Changeless es el sexto álbum del KJT y marca un cambio significativo en la forma organizativa del grupo. Una de las características del Jazz son las improvisaciones, y diremos aquí, la forma en la que las fantasías se despliegan a través de ellas: a la melodía, el tema, siguen una serie de improvisaciones, que no obstante, están regidas por las armonías de la melodía, quedando así restringidas a un registro definido. Los diferentes instrumentos tendrán espacio para improvisar de acuerdo a la organización del grupo en momentos diferentes: un espacio temporal para cada instrumento. Changeless establece una ruptura. Este disco fue grabado en vivo entre el 9 y el 14 de octubre de 1987 en cuatro locaciones diferentes de la unión americana y sigue un proceso creativo espontaneo. Las cuatro improvisaciones surgen como creaciones colectivas en donde los grupos internos apuntalan la emergencia de una realidad interpsíquica a través de la difracción, dando lugar así a un espacio intersubjetivo. Keith Jarrett venía desarrollando sus conciertos en solo en donde ponía en marcha una fantasía a través de un ostinato: un motivo o una frase que se repite persistentemente. En Changeless el ostinato jugara una parte fundamental para los tres miembros, ya que cada uno propone a través de esta iteración una nueva fantasía resonante en los otros integrantes, difractándose, y dando pie a nuevos procesos colectivos de elaboración musical. No es el free jazz de Ornette Coleman, en donde sonidos dispares se mezclan sin ningún sentido aparente más que el de protestar contra el movimiento jazzístico imperante de esos tiempos.
Changeless despliega, desde mi perspectiva, la capacidad yoica recuperada de los integrantes ante la posición mitopoyética del grupo. No es ya más el periodo confusional de adhesión grupal y no diferenciación. El decir que ahora cada instrumento puede expresar su propio inconsciente, su propio deseo individual, nos habla de la puesta en marcha de los mecanismo de re individuación. Es ahora que el grupo voltea a ver su historia y con ella los miembros pueden diferenciar un devenir grupal. Así, la aparición de la historia y la distinción entre los tiempos grupales y los tiempos singulares marca un tercer momento organizador. “El advenimiento de la historia marca el fin de la posición ideológica, y la plena vigencia de la mitopoyética. La distinción entre los tiempos individuales y grupales nos habla también del advenimiento de la homomorfia: el individuo no está ya confundido con el grupo, los tiempos de uno y otro son percibidos en su diferencia. […] El organizador edípico se presenta aquí, dando su infraestructura a las fantasías que predominan: las secundarias, con su posibilidad creciente de discriminación, hasta la instauración plena del proceso secundario.” (Bernard, 1991, pág. 53)
Conclusión.
La última vez que el KJT actuaría fue el 30 de noviembre del 2014. Su disolución seguiría tiempo después. El KJT permaneció junto por más de treinta años, y su permanencia puede atribuirse a la fluctuación de los organizadores grupales. En su historia, el trio regresaría a producir discos de standards clásicos de Jazz, y discos en los que las improvisaciones tomaban un papel esencial. Son, como vimos, las fluctuaciones entre la isomorfia y la homomorfia, lo que facilitarían que el grupo permaneciera en esta tensión homogeneizadora-diferenciadora, necesaria para el mantenimiento y puesta en marcha de las fantasías grupales.
Bibliografía.
· Berendt, J. (994). El Jazz: de Nueva Orleans al Jazz Rock. Colombia: Fondo de Cultura Económica.
· Bernard, M. (1991). Introducción a la lectura de la obra de René Kaës. Argentina: Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo.
· Kaës, R.(2000). El aparato psíquico grupal. España: Gedisa.
· ----------(2006). El grupo y el sujeto del grupo. Buenos Aires: Amorrortu.
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